8/25/2014

La gran ducha

El agua moja mis cabellos y comienzo a sentir una sensación muy agradable. De pronto, siento el champú en mi cabeza, la espuma, el olor, el agua resbala por mi rostro, me inunda la alegría.
El cuerpo se cubre de jabón, siento un nuevo aroma. Vuelve a caer agua limpia sobre mí, que me refresca, y siento resbalar la impotencia, el deseo y la felicidad. 

 Unos suaves movimientos me secan y una olorosa fragancia deja mi piel hidratada. Ya está, estoy contenta, bajo a la cocina y le digo a mis hijos;
"¿Habéis pensado alguna vez, lo maravilloso que es ducharse?"
Y me responden;
"¿Pero qué dices? Que simplicidad."
Yo les contesto:
"No sabéis lo agradecidos que tenéis que estar por poderos duchar solos, pues yo, estoy más agradecida de que haya algo que me haga reflexionar lo importante que es hacer algo tan sencillo."


Gracias a la persona que hace esto por mí, porque yo no puedo hacerlo. 

-Josefina García, afectada de ELA

1 comentario:

  1. Hola Josefina que relato tan dulce, me entró en el alma, "tan sencillo" ayer me caí en el traspaso de silla para la ducha, la usaba por segunda vez. Pequeñas cosas que la ELA nos arrebata. Abrazos Josep Rof Rof

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