3/21/2015

Educar en la adversidad

     Tengo 53 años, soy madre de 6 hijos y tengo E.L.A. Pero tengo fe.
     La fe no me libra de los problemas y contratiempos. Lloro y rio, sueño y despierto, tengo ilusiones y desilusiones, deseos de vivir y de morir, victorias y derrotas, aciertos y fracasos. Pero la manera de entender, afrontar y luchar en esta situación particular y dolorosa, cobra sentido por mi fe. La postura, la respuesta ante el sufrimiento puede tomar caminos diversos. 
     Yo apuesto por el de aprender, compartir, amar, por el de dar gracias al Señor que me ayuda a descubrir lo realmente esencial en la vida, por enseñarme que el depender de otros abre el horizonte al reconocimiento de que en la vida todo se nos es dado. El Señor hace posible que viviendo circunstancias adversas, la felicidad pueda convivir con el dolor, porque los dos forman parte esencial de nuestra existencia. 
     No podemos ser ingenuos frente a las realidades que nos rodean, no sería acertado pensar que la vida es un camino de rosas, no es responsable educar dentro de una burbuja donde tratamos de evitar contratiempos y sufrimientos a nuestros seres queridos. Por lo tanto no podemos ni debemos eximirles de dificultades. Esto les hará fuertes cuando la vida se muestre dura con ellos, porque nuestra felicidad no depende de las circunstancias que ocurren a nuestro alrededor, sino de cómo las afrontamos y las aprovechamos para entender más a fondo lo que es nuestra vida, con una fuerza que emana de nuestro interior, de nuestro corazón, de lo esencial. 

     Y, ¡sí!, es posible vivir feliz en la adversidad. 

Doy fe de ello. 

Josefina García

11/13/2014

La muerte: ¿tabú o miedo...?

¿Porqué nos da miedo, estupor, respeto o congoja hablar de la muerte o referirnos a ella, y por otro lado no podemos concebirnos como seres eternos? 
¿Vivir significa morir y desaparecer, o nuestra vida cobra sentido con la muerte?

Relacionamos la muerte con sufrir, con oscuridad, tinieblas, inmovilidad y lo desconocido. Cuando venimos al mundo, llevamos con nosotros una moneda de dos caras, una existencia con un cometido: vivir para morir. Lo uno va unido a la otro, un lado de la moneda lleva lo opuesto al otro. Nos horroriza cambiar de lado porque nos miramos de muy cerca, lo inmediato, y así no descubriremos la totalidad de nuestra existencia

La muerte no es menos nuestra que la vida, forma parte de ella, es otra manera de ser y de estar en el infinito; la necesitamos y cuanto antes reconozcamos su presencia y su necesidad, antes podremos hablar de ella con naturalidad.

9/10/2014

Más allá de los cinco sentidos

Vista, oido, olfato, gusto y tacto. Cuántas veces habremos repetido de pequeños estas palabras como si fueran el estribillo de una canción, incluso con una musiquilla que nos hiciera recordarlas a la hora de un examen. Y ahora se nos han quedado en el baúl de los recuerdos.
Es tiempo de volver a ellos, de recuperarlos y de darnos cuenta de que uno va unido al otro, y a los demás y de que hay algo que los une entre sí.

Ese algo es la sensibilidad.

Descubrámosla.

Josefina García

9/05/2014

Delfín o Ballena

Quiero hacer público mi agradecimiento a los servicios que dá la Cruz Roja en S'agaró (Costa Brava de Cataluña) y extenderlo a todas las playas de España donde se realiza este gesto humano. 
Tienen una especie de trineo con ruedas grandes para desplazar por la arena e introducir en el agua a personas con problemas de movilidad. Han tenido la gentileza de colocarme un chaleco salvavidas y adentrarme al mar. Una vez allí he sentido como mi cuerpo se transformaba en delfín; libre, ágil, ligero... Ya no era una ballena, pesada, fuera del mar, era un delfín en libertad. Ellos me acompañaron para que no sintiera miedo, mientras mi marido fue a aparcar el coche y volvió, e hicieron posible que ese día fuera para mí un día especial y que me sintiera como pez en el agua. 

Muchísimas gracias a estas tres personas y enhorabuena a la cruz roja por su dedicación a esta labor. 


Josefina García - Afectada de ELA

8/25/2014

La gran ducha

El agua moja mis cabellos y comienzo a sentir una sensación muy agradable. De pronto, siento el champú en mi cabeza, la espuma, el olor, el agua resbala por mi rostro, me inunda la alegría.
El cuerpo se cubre de jabón, siento un nuevo aroma. Vuelve a caer agua limpia sobre mí, que me refresca, y siento resbalar la impotencia, el deseo y la felicidad. 

 Unos suaves movimientos me secan y una olorosa fragancia deja mi piel hidratada. Ya está, estoy contenta, bajo a la cocina y le digo a mis hijos;
"¿Habéis pensado alguna vez, lo maravilloso que es ducharse?"
Y me responden;
"¿Pero qué dices? Que simplicidad."
Yo les contesto:
"No sabéis lo agradecidos que tenéis que estar por poderos duchar solos, pues yo, estoy más agradecida de que haya algo que me haga reflexionar lo importante que es hacer algo tan sencillo."


Gracias a la persona que hace esto por mí, porque yo no puedo hacerlo. 

-Josefina García, afectada de ELA